Batalla de Suipacha – Parte 3 (Itinerario de la Expedición Libertadora)

De acuerdo con lo dispuesto en el Acta del día 25, la Junta resolvió enviar una expedición militar sobre Córdoba y el Alto Perú y la otra a Paraguay, a fin de extender la revolución y sofocar  a los reaccionarios. El ejército se concentró en Monte Castro, hoy Floresta y de allí el 13 de julio de 1810 se dirigió a Luján, donde inició la marcha hacia el interior del territorio de la Provincias Unidas del Río de la Plata. La tropa estaba integrada por soldados voluntarios de los regimientos existentes alcanzando el número de mil doscientos hombres comandados por el Coronel de Arribeños Don Francisco Antonio Ortiz Ocampo y de segundo comandante el Blandengue de igual grado Don Antonio González de Balcarce. Con atribuciones políticas y estratégicas marchaba el comisionado de la Junta de Gobierno don Hipólito Vieytes.
El 3 de noviembre de 1810 la Primera Junta de Gobierno dio un decreto firmado por Cornelio Saavedra creando el Regimiento 6 de Infantería que a principios del Siglo XX, lo conoceríamos con el nombre de RI6 General Viamonte con asiento en la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires, en base a tropas restantes de la primera Expedición Auxiliadora al Alto Perú enviada en 1809 para abortar un intento de rebelión encabezado por el patriota boliviano Pedro Domingo Murillo. Su primer Jefe fue el Teniente Coronel Don Juan José Viamonte, actuando bajo sus ordenes sobrevivientes de los efectivos que habían pertenecido a los regimientos de Patricios, Arribeños, Pardos y Morenos, recibiendo su bendición de fuego en Huaqui. Más tarde, el 3 de septiembre de 1812, integra el Ejército del Norte a las órdenes del General Manuel Belgrano, derrotando a los realistas en la batalla del Río de las Piedras y luego actúa en Tucumán y Salta. Participó también de la segunda expedición al Alto Perú.
El 7 de octubre de 1965 se le concedió el derecho de que su abanderado y escoltas usen en las ceremonias el histórico uniforme del Cuerpo de Arribeños, en homenaje a aquellos soldados que lo integraron en su creación. Siendo su última intervención armada en el Conflicto del Atlántico Sur contra Inglaterra en 1982. Tuvo menciones de honor que luce en su bandera por las batallas en Río de las Piedras, Tucumán y Salta. Es importante resaltar que numerosas generaciones de suipachenses cumplieron el servicio militar obligatorio en ese glorioso Regimiento de Infantería, hoy con asiento en la ciudad de Toay, provincia de La Pampa.
El tiempo que les demandó llegar hasta Cotagaita fue aproximadamente de tres meses y medio, partiendo de Floresta hacia Luján, luego a Esquina de Lobatón (Río Primero- Córdoba), Posta Cabeza de Tigre (Cruz Alta), en donde sofocaron el primer conato revolucionario. Avanzaron hasta la ciudad de Córdoba para encaminarse posteriormente a Santiago del Estero, luego a Tucumán, Yatasto, Salta, Jujuy, Puerto del Marqués, Suipacha, Tupiza y finalmente arribar a Santiago de Cotagaita.
Los sucesos de Córdoba fueron protagonizados bajo la dirección del capitán de navío Don Santiago de Liniers secundado por las autoridades españolas, la actitud benevolente del Jefe de la expedición Coronel Ocampo con los revoltosos le ocasionó la separación de la jefatura del ejército conjuntamente con el comisionado de la Junta Gubernativa de Buenos Aires que fue reemplazado por el Dr. Juan José Castelli. Al ser separado de su cargo el coronel Francisco Ortiz de Ocampo se le ordenó su traslado a la provincia de La Rioja para reclutar soldados.
La vanguardia del General Antonio González de Balcarce compuesta de 500 soldados en su marcha hacia el norte al pasar por la Quebrada de Humahuaca recibe un importante contingente de refuerzos que remitía el Capitán del Estado Mayor del Ejército de Bs. As. Don Martín Miguel de Güemes. El 5 de noviembre de 1810 las tropas nacionales estaban sin munición, artillería y fusiles, solo les quedaban las vainas de fusiles en sus cartucheras. El 6 de noviembre, día previo a la batalla el capitán Miguel Martín de Güemes en persona acercó dos piezas de artillería, municiones, dinero y doscientos hombres entre jujeños y salteños, poniéndose a disposición del Ejército Libertador. El general Balcarce pensaba que iniciado el combate gran parte de los soldados del ejército español, que en su mayoría eran nativos de estas tierras, se pasarían a las filas del Ejercito Libertador, la realidad mostrará que ningún soldado americano desertó de las filas realistas, sólo lo hicieron tropas bolivianos al mando del patriota Arraya, que ostentaba el cargo de coronel del ejército realista. Los españoles en un número de dos mil soldados a las órdenes del General Córdoba se acantonaron en Tupiza y juzgaron a nuestro ejército en estado de debilidad, con carencia de cañones y tropa disgustada con sus jefes. Estas noticias más la creencia que el ejército patriota se replegaba hacia el sur alentó a Córdoba atacar con sus mejores ochocientos hombres.
El 7 de noviembre de cada año en el pueblo de Suipacha, actual Bolivia, se realiza una celebración binacional a la que asisten numerosos argentinos y bolivianos para conmemorar la batalla y rendir homenaje a los caídos. Dicho lugar, en el que se levanta un monumento, fue declarado en el año 1968 Santuario Cívico Nacional por el gobierno boliviano.

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