Batalla de Suipacha – Parte 4 (Otras batallas libradas)

El general Balcarce el 27 de octubre de 1810 se encontraba en Cotagaita y sin esperar la llegada de refuerzos, realizó un falso ataque a los españoles detrás del río del mismo nombre, para desorientar el enemigo y retirarse inmediatamente hasta Tupiza para proteger a sus habitantes. El comandante se expuso en esta riesgosa misión al no contar con tropas frescas.
El ejército libertador ocupó  el pueblo fronterizo de Nazareno a la espera de refuerzos de artillería, municiones y hombres. El estado mayor aconsejó establecer una cabecera de puente a la margen derecha del Río Suipacha  a las 11 horas del día 7 de noviembre, parapetando sus soldados y fortificando posiciones de avanzadas, escondidos en las zonas más elevadas del terreno. El grueso de la artillería y de la infantería habían sido encubiertos entre los cerros y quebradas vecinas.
Los realistas desplegaron veteranos que se ubicaron sobre el lado derecho de los patriotas y desplazaron exploradores  en trincheras y en acequias próximas al campo de combate. El 7 de noviembre hacia las tres de la tarde el general Balcarce mediante una hábil maniobra logra atraer a los realistas hacia una posición desfavorable. Entonces, Balcarce ordenó simular una retirada en aparente desorden, haciendo caer en la trampa a Córdoba que había ordenado su persecución; muy cerca de la quebrada de Choroya los criollos giran el rumbo y contraatacan, simultáneamente la artillería y la infantería entran en operaciones emboscando a los españoles, creando confusión y desbande. Allí la hueste libertadora alcanza la primera victoria militar para las armas de la revolución el 7 de noviembre de 1810.
En oportunidad de redactar el parte el Dr. Castelli resalta la gallardía y coraje de los Oficiales y soldados y que por lo tanto no podía distinguir uno más que el otro, porque todos pelearon con el mismo ahínco por una patria libre. Los soldados que asaltaron la artillería recibieron de premio l cuatro pesos fuertes y  los hermanos Miguel y Alejandro Gallardo $ 50,00 por haber arrebatado la bandera enemiga y a su vez fueron ascendidos a sargentos; fue el día de más gloria para los patriotas. Uno de los errores de estrategia fue que la Junta de Gobierno de Buenos Aires  ordenó a Balcarce no marchar más allá de los límites del Virreinato. La posterior derrota en Huaqui trajo como consecuencia que se perdió todo lo logrado con el triunfo en la Batalla de Suipacha.
Los principales cabecillas cayeron prisioneros – Córdoba, Nieto y Paula Sanz- y fueron ejecutados por orden de Castelli conforme a las instrucciones comunicadas por Mariano Moreno con respecto a la actitud que se debía asumir en esas circunstancias. El Dr. Castelli al dar parte a la Junta de Bs. As. de la rendición de la tropas enemigas hace presente que el oficial español Lomada intercedió por la vida del cura de Tupiza y también por el Conde de la Casa Real y de otros jefes militares, pedido de clemencia que fue desoído, cumpliéndose con las instrucciones que de ser prisioneros tenían que ser arcabuceados.
El parte de novedades indicaba que el combate no duró de más de media hora, las pérdidas ascendían a un soldado tarijeño muerto, dos oficiales heridos, el Alférez de las milicias de Salta Don Eduardo Gaona y el abanderado de Tarija don Manuel Ávarez, además de 10 soldados heridos de diversa consideración de parte del lado del Ejército Libertador. Del bando realista se produjeron 40 bajas en combate y 14 heridos entre ellos algunos graves, los patriotas tomaron una bandera que fue remitida a Buenos Aires y 150 soldados prisioneros, casi todos con sus pertrechos, víveres y un caudal de 10.000 pesos plata. En consecuencia, el triunfo alentó a más de trescientos naturales con sus caciques incluidos a plegarse a la revolución sin pedir recompensa.
A consecuencia de la derrota, las tropas del Virrey se vieron obligados evacuar La Paz, Cochabamba, Charca y Potosí y se retirarse hacia al norte del Río Desaguadero. La firma del Armisticio del Río Desaguadero pedida por el general Goyeneche, consistente en una tregua de cuarenta días, trajo el relajamiento de la disciplina del ejército criollo que se fraccionará en dos secciones por conflictos entre sus jefes, Viamonte y Balcarce. Este comportamiento no fue bien visto por el pueblo del Alto Perú. Mientras que el capitán Güemes por un entredicho mantenido con Castelli es despojado de su rango de capitán y se le ordeno retirarse a Salta, quedando automáticamente sus tropas incorporadas al Ejército del Norte.
Otras batallas libradas durante la Campaña en el Alto Perú
Aquellos soldados Patricios, Arribeños, Pardos, Morenos sobrevivientes de los que habían partido de Monte Caseros el 14 de julio de 1810, junto a los salteños, tucumanos, jujeños, tarijeños, chicheños y bolivianos de Oruro, Cochabamba, Charcas y La Paz, acompañados del noble pueblo boliviano y aborígenes de la zona del altiplano, se cubrieron de gloria en los campos de batallas de Cotagaita, Huaqui, Las Piedras, Tucumán, Salta, Sipe-Sipe, Yavi y Tolomosa.

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