Desencanto
Todos los días, uno tras otro, caminaba por las calles interiores del mercado de frutas de mi pueblo.
Me detenía de vez en cuando, preguntando por la calidad de las frutas y sus precios.
Me atrajo una figura hexagonal formada por relucientes manzanas. Súbitamente pensé ¡qué ricas deben ser! Se me despertó el deseo de comerlas y compre dos.
Regresé contento a mi casa. Después de almorzar, tomé una manzana entre mis manos, corté un bastoncito, al acercármelo a la boca noté un olor desagradable. Profundicé el corte, un gusano salió del centro de su engañosa pulpa blanca.
¡Hola!
Coincidieron por casualidad en aquella vereda. Los dos caminan en sentido inverso.
Ella es atractiva. El viste de sport. Están abstraídos del mundo que los rodea, como si nadie existiese. No acertaría decir quién fue el primero, toman asiento en el mismo banco de la plaza, uno en cada extremo. Apagan sus celulares, se descubren y se dicen:
– Hola!
– Hola !!!
No están aislados, son capaces de oírse. Me quedó con las ganas de saber que está ocurriendo. Experimentan una atracción, de la que ya no podrán permanecer ajenos.
“Simular”
Mi madre me enseñó a no juzgar a las personas por su aspecto. Conocí a Ramón como estibador. Su comportamiento no despertaba atención.
Tenía pectoral trabajado, bíceps marcados y un rostro tostado por el sol.
Una noche, cuando pocos podían verlo, descubrí a Ramón en un cabaret, en esa ocasión recibí una fuerte sorpresa, no se había convertido en un devora hombres, se había transformado en lo que siempre quiso ser.
“Un golpe de fortuna”
Una madre de aspecto humilde ingresa a la agencia oficial de lotería y quinielas. Espera su turno. Está nerviosa, es la primera vez que apuesta a un número. Extrae las últimas monedas de su desgastado monedero.
Debía jugarle al número que había soñado. Sacó cuentas. No tenía nada que perder. En el sueño había visualizado el secreto de ganar.
Se dirige a la puerta. Sus hijos se cuelgan de su larga y holgada pollera. Piensa, tiene el derecho a ilusionarse durante la hora que resta para el sorteo.
¿Hoy será su día de suerte?
“ABELARDO”
Todo empezó cuando se enteró de que su amor ya no le correspondía. Su personalidad reunía las características del bohemio. Con ese dolor del alma justificaba su inclinación a la bebida.
Una noche de frío y alcohol tomó una arriesgada decisión, se colgó del tirante del techo y se cortó la soga.